· 

Desafíos de la participación ciudadana: presentación en la Escuela de Facilitadores de NQN

                                                                                                                         Por Leopoldo Fidyka

Presentación:

Aportes realizados en el conversatorio del ciclo de formación: “Mochila Digital de Herramientas” de la Escuela de Facilitadores del Laboratorio de Innovación Pública de la provincia del Neuquén (NQNLAB) en base a consignas predeterminadas, que consistió en el planteo de cuatro dimensiones de la participación ciudadana en la República Argentina: avances, retrocesos, aprendizajes y futuro, resumidas en ocho imágenes. El evento se realizó el 21 de octubre de 2020.

 

A. Avances

1. Agenda pública

 

La participación ciudadana está instalada en la agenda pública. Aparece no sólo como demanda social sino como oferta del sector público. En todo el país han crecido las áreas gubernamentales abocadas a su promoción. En los organigramas tanto a nivel nacional, provincial como municipal, se desarrollan muchas experiencias de participación y nuevos dispositivos para pensarla y experimentar a partir de ella, como los laboratorios de innovación pública y también redes en la materia.

 

La participación aparece como práctica y como reclamo por expansión de derechos o de políticas más abiertas o con mayores espacios de colaboración. Existen cada vez más modalidades y temáticas que son disparadores e instituyentes de nuevas prácticas y procesos participativos, por ejemplo en materia de géneros, diversidad sexual, juventudes, ambiente, ciudades, cambio climático, pueblos originarios o la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, entre muchos otras.

 

2. Marco normativo

 

La participación ciudadana es un derecho reconocido ampliamente en el marco jurídico argentino, si revisamos sus constituciones, instrumentos internacionales aplicables, leyes en general, cartas orgánicas municipales y ordenanzas vemos muchos avances en materia de participación.

 

Si bien la norma no hace a la participación, la recepción de la misma en el marco jurídico contribuye en varios planos[1]: 1) a llevarla del terreno de los conceptos e ideas al campo de los derechos, facilitando así su exigencia y aplicación. El "goce" formal de un derecho, facilita su ejercicio; 2) a la percepción de su adquisición como algo propio y no concedido por autoridad o persona alguna; 3) a ofrecerle una forma, esquema o mecanismo, puede ordenar, ofrecer un canal concreto para accionar u operativizar efectivamente la participación.

 

Si bien no todas las provincias explicitan los mismos mecanismos o canales de participación, nada impide que puedan ser formalizados. El marco constitucional comparado del país es lo suficiente sólido para institucionalizar y dar respaldo a normativas participativas locales. Y no sólo son mecanismos, hay “artículos llave” que abren puertas en materia de participación ciudadana como por ejemplo el art. 22 de la constitución de Neuquén, el art. 11 de Buenos Aires, art. 9 de Córdoba, art. 8 de Santa Fe o el art. 32 de Río Negro entre otros, que pueden ser la base de sustentación de políticas públicas en la materia.

 

 


[1] “Participación Ciudadana en el ámbito municipal. Una aproximación desde el marco constitucional de la República Argentina,p.61, Dirección Nacional  de Relaciones con la Comunidad, Ministerio del Interior, Fidyka, Leopoldo, (2008).

 

 

 

B. Retrocesos

3. Inconsistencia conceptual

 

Si bien, la participación está en boca de todos/as le falta claridad conceptual: No se sabe muy bien o no se explica que comprenden las políticas de participación ciudadana. Su amplitud temática muchas veces a lleva a la dispersión, confusión y dilución, si todo es participación, esta no termina siendo nada.

 

Suelen mezclarse muchos enfoques y perspectivas en torno a las políticas de participación, no todxs nos referimos a lo mismo cuando hablamos de ellas: Bajo su paraguas suelen mezclarse experiencias genuinas de empoderamiento ciudadano (democratizar la democracia, expansión de derechos); con soluciones instrumentales supuestamente “ascéticas” meramente eficientistas o directamente modalidades que encubren o refuerzan prácticas clientelares.

 

También aparece como un fenómeno focalizado y a su vez trasversal a diferentes políticas, ¿Están o deben estar singularizadas en un área de gobierno o en forma transversal todas las áreas? Las políticas de participación ciudadana además estar en un área específica y consolidar sus aspectos conceptuales, tienen que saber dialogar y estar presentes en diferentes área de gobierno.


 

 

4. Enamoramiento de los instrumentos

 

Muchas veces nos quedamos con los instrumentos, con las herramientas (talleres, portales, datos, laboratorios etc.) y perdemos el norte de las cuestiones participativas. Están bueno los talleres que no caer en el “tallerismo” Un área de promoción de la participación no es una factoría que produce actividades, sino que los realiza en función de determinadas líneas estratégicas y los articula con una amplia variedad otros instrumentos, iniciativas, relevamientos y estudios aplicados.

 

Muchas veces la sumatoria de acciones puntuales no termina dando fuerza a un proceso y hay que tener en cuenta su objeto y la escala. Por lo tanto, no caer en la tentación del “tallerismo”, ni del “portalismo”, ni del “datismo”, tampoco en el normativismo, dado que legislar no es suficiente.

 

En efecto, sanción y ejercicio no son sinónimos. No se participa por decreto. Por eso a la hora de comenzar acciones tendientes a elaborar normativas en la materia ha de tenerse en cuenta que legislar no lo resuelve todo, en un proceso multidimensional como el participativo. Las normas tampoco no las podemos dejar en manos de unos pocos. No sólo cabe “esperar” normas sobre participación, sino participar en su elaboración y operatividad. Tenemos que involucrarnos en todo su ciclo con más espacios de deliberación y construcción ciudadana en su gestación y aplicación.

 

 

 

C. Aprendizajes

5. Los intangibles en el territorio cuentan

 

“Sólo poseemos lo no podemos perder en un naufragio” dice un proverbio Hindú. Muchas veces se cree que el desarrollo pasa solo por lo material, lo que se toca, se mide, se pesa y se compra, pero hay otros elementos más que activan, hilvanan, repercuten, sostienen y potencian esos procesos: cohesión, asociatividad, participación, trabajo colaborativo, innovación, formación e identidad por ejemplo y estos están ingresando en forma creciente en la agenda de los gobiernos.

 

Por la tanto en la nueva caja de herramientas de gestión se incorporan los recursos inmateriales en los territorios fortalecedores del desarrollo y las áreas de participación ciudadana operan con ellos, tratando de afianzar su fortalecimiento en los territorios. Ya no sólo se hace política con infraestructura, alumbrado, movilidad sino con éstas nuevas tecnologías participativas que requiere de habilidades específicas y equipos especialmente capacitados y entrenados.

 

 

 

6. La alteridad como camino: tejer redes

 

“El otro me constituye, porque si niego la presencia del otro estoy negando mi propia existencia”. Decía Emanuel Levinas[1], quien ponía su mirada en la alteridad como principio ético - filosófico de compromiso, solidaridad y responsabilidad.

 

Un aprendizaje permanente tiene que ver con la otredad como camino para generar participación, colaboración aprendizaje colectivo y redes de actuación. Se construye desde un yo comprometido pero siempre con el otro/a, para todos y todas.

 

Se debe seguir sosteniendo la importancia de las redes, las cuales potencian, multiplican y su resultante siempre es mayor que la suma de las partes

 

Un gran ejemplo es la red construida a partir de la Mesa Federal de Participación Ciudadana y el FederalLab, donde personas de distintas lugares, roles, disciplinas, actividades y sectores decidieron aunar voluntades, conocimientos y propósitos en pos de fortalecer la participación, la incidencia y la innovación pública.

 



[1] “El otro responde a aquello que no soy yo, a aquello que es anterior a mí y, gracias a lo cual yo soy quien soy. Es decir el otro me constituye, porque si niego la presencia del otro estoy negando mi propia existencia”. “Totalidad e Infinito” Emanuel Levinas (1906-1995)

 

 

 

D. Futuro

7. Las políticas públicas de participación ciudadana requieren de volumen

 

Las políticas públicas de participación ciudadana requieren de volumen para definir con mayor precisión su objeto y contenidos, requiere fortalecer su “corpus” de ideas y propósitos.

 

Una clave entonces, sería pensar la participación ciudadana desde su finalidad, que tiene que ver con los valores que se propugnan y ponen en juego, El ¿para qué hacemos participación ciudadana? es algo que debemos explicitar.

 

Otra es formularla no desde el hacer espontáneo, sino desde la planificación, ese pensamiento que precede a la acción, esa mediación entre presente y futuro y entre el conocimiento y los hechos, pero, planteando claramente también las formas, procedimientos y criterios de su evaluación. Una planificación estratégica con diseño centrado en las personas con más territorio y menos escritorio.

 

Para el fortalecimiento de las políticas de Participación ciudadana, en éstos términos, se requiere como primera aproximación, -de un conjunto mucho más amplio de temas-, abordar algunos ejes derivados de los siguientes aspectos: 1) Conceptuales: (finalidades /problemas que intenta resolver o mitigar); 2) Socio territoriales: (actores / necesidades / recursos / contexto); 3) Metodológicos: (procesos / instancias / resultados / evaluación); 4) Institucionales y normativos: (espacio administrativo institucional / equipos / intercambio de experiencias / adecuación normativa)

 

Promover participación ciudadana no es sólo aplicar mecanismos, sino gestionar procesos innovadores de alteridad, de construcción ciudadana y cultura cívica.

 

 

8. Del incendio al vivero

 

Encima en éstos tiempos nos cayó la pandemia y trajo consigo distanciamiento, acrecentamiento de los miedos, la profundización de las desigualdades e incertidumbres y el alejamiento del espacio público, entre tantos otros trastornos.

 

El desafío es pasar de la emergencia y urgencia al modo reconstrucción (construcción, deconstrucción), de lo reactivo a lo proactivo; del distanciamiento a un nuevo “enredamiento” social, donde se repiensen las ciudades, la relación con el entorno, los derechos y las diversidades.

 

Debemos generar a partir del incendio pandémico, una trama vivificante en clave más colaborativa, ecológica y tecnológica, una gobernanza participativa, como construcción compartida de presente y futuro.

 

Para construir lo nuevo, como las ciudades y comunidades saludables (ODS 11), precisamos también una verdadera revelación y rebelión de valores. La crisis vista como oportunidad, productora de cambios y de replanteo de cosmovisiones, el momento revalorizar los “Derechos de la Alteridad” como bien señalaba el jurísta y filósofo Luis Warat, aquellos “devenires permanentes productores de lo nuevo con el otro”.

 

 

------------------------------------------------------------------------

 

 Estos son algunos desafíos de la participación ciudadana, resumidas en ocho imágenes que encapsulan ideas significativas en torno a ella,  comprendiendo como bien lo sostiene la "Carta Iberoamericana de Participación Ciudadana en la Gestión Pública" que la gestión pública participativa es consustancial con la democracia y que contribuye al desarrollo de los países, favoreciendo la inclusión y la cohesión social. Asismismo, que el mayor desafío de la participación ciudadana en la gestión pública es "impulsar su universalización, para crear las condiciones que permitan que los sectores más vulnerables accedan a la participación ciudadana para la defensa y exigencia de sus derechos, estableciéndose como un medio para la transformación social".