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Participamos en el webinar: "Carta Iberoamericana de Innovación en el Sector Público" del CLAD

Gustavo Di Paolo y Leopoldo Fidyka de ESEIAP participaron del webinar "Carta Iberoamericana de Innovación en el Sector Público" del Centro Latinoamericano de Administración para el Desarrollo, CLAD, que contó con las exposiciones de Carles Ramió, catedrático de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, Fernando Grillo, Director general de DAFP (Colombia), Pedro Medellín de la Escuela Superior de Administración Pública y Francisco Velázquez, Secretario General del CLAD.

 

 El CLAD ha sido un actor preponderante en estos procesos de trasformación de las administraciones públicas y a través de sus Cartas Iberoamericanas, las cuales han señalado los desafíos que enfrenta la región en materia de profesionalización de la función pública; uso intensivo de nuevas tecnologías; gestión de resultados, mejoras en la calidad, eficiencia, eficacia de los servicios públicos, formas de acercamiento y participación de la ciudadanía, además de los mecanismos de buen gobierno.

 

En ese marco y con el fin de institucionalizar la innovación pública como un tema de interés en común para la región iberoamericana, se propone la creación de una Carta Iberoamericana de Innovación Pública que permita aportar nuevos elementos para reflexión y la acción en la materia.

 

Importante es señalar los conceptos de Carles Ramió, quien es el autor del borrador preliminar de este instrumento, actualmente en proceso de discusión.

 

 Sostiene que en la actualidad estamos ante una década clave con grandes desafíos globales como los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la crisis del Covid 19 y en las puertas de utilización de la inteligencia artificial y la robótica lo que determina un momento muy especial para innovar en las administraciones públicas.

 

Plantea que el concepto de innovación es elástico, ambiguo, que cada actor lo entiende de una manera diferente, pero aún asi, se ha generado un ecosistema muy rico y potente en materia de innovación pública.

 

Ante diferentes visiones sobre el particular, parte del principio que las administraciones públicas son muy innovadoras en sus políticas públicas y en sus servicios públicos, a pesar de conservar aparatos públicos y estructuras organizativas institucionales enormemente obsoletas, envejecidas y que funcionan como un corsé que impiden su potenciación.

 

La idea en la elaboración del documento fue buscar los elementos conceptualmente más maduros que son los que favorecen un ecosistema de la innovación, los cuales permiten desarrollar diferentes recetas de aplicación para que se cristalicen en concreto. En consecuencia a la futura carta la entiende como una meta- carta o una carta de la meta innovación, un instrumento para conseguir que las administraciones públicas a nivel interno, organizativo, de gestión, sean capaces de ser todavía más innovadoras en sus políticas y servicios orientados a la ciudadanía y su reto clave es tratar de generar valor público.

 

Sostiene que las administraciones públicas más innovadoras en esta década serán las que sean capaces de introducir elementos de gestión de carácter científico y participativo. En este contexto, la tecnología es una aliciente y catalizador de enormes cambios, la tecnología permite un sistema de gestión no tan artesanal y fragmentado como el de ahora, sino mucho más integrado.

 

Plantea que el borrador de la carta se asienta en tres pilares para fomentar el ecosistema señalado:

 

El primer pilar es fomentar la inversión que deben hacer las administraciones de análisis de prospectiva, que sean capaces de anticiparse a los cambios para poder adaptarse con más facilidad a los probables acontecimientos futuros.

 

El segundo, es de carácter tecnológico como es la introducción de la inteligencia artificial y la robótica en las administraciones públicas, no como un fetichismo de la tecnológica, sino porque es una revolución que va a impactar a todo tipo de organizaciones. Esta incorporación servirá para enfrentar problemas que viene arrastrando desde hace décadas y contribuirá a modelos de gestión que faciliten la asunción de los nuevos desafíos.

 

Y el tercer pilar es la gestión del conocimiento y el incentivo de la inteligencia colectiva que permita abrir los horizontes hacia nuevas políticas públicas y nuevos servicios públicos a prestar.

 

 En definitiva, la Carta aún en desarrollo, si bien refiere a tecnología, no apunta a la tecnocracia, sino a valores de mayor apertura, democracia, transparencia, de escucha a la ciudadanía, que incorpore la innovación social y la cogestión de servicios, intenta reforzar el rol de un Estado más potente, solvente, moderno e innovador.