Hace unos meses, la ciudad de Roma por impulso de la Organización Mundial de Ciudades y
Gobiernos Locales Unidos (CGLU) -la mayor organización de gobiernos locales y regionales del mundo- comenzó un proceso de reflexión sobre la
participación ciudadana en la vida cultural a nivel local, basado en la convicción de que la mercantilización y la priorización de lo económico amenazaban la equidad, la justicia y la dignidad
humana.
Las deliberaciones trajo como resultado el documento la Carta de Roma 2020, “El derecho a participar libre y plenamente en la vida cultural es vital para nuestras
ciudades y comunidades”
Preámbulo
Nosotros, la gente, somos la ciudad. A través de nuestras creencias, valores y actividades creativas -nuestra cultura- damos forma a la ciudad de piedra y sueños. Para bien o para mal, es la encarnación de nuestro imaginario individual y colectivo. Nuestra ciudad debe apoyar a que cada habitante desarrolle su potencial humano y contribuya a las comunidades de las cuales forme parte.
La cultura es la expresión de los valores, un recurso común y renovable que nos pone en contacto a unos con otros, con el que aprendemos lo que nos puede unir y cómo abordar las diferencias en un espacio compartido. Estas diferencias existen tanto dentro de las culturas como entre ellas. Deben ser reconocidas y aceptadas. Una ciudad inclusiva, democrática y sostenible permite ese proceso, y también se fortalece con él. La cultura es el taller creativo con el que los ciudadanos pueden imaginar respuestas a nuestros desafíos comunes. Unas veces es una solución, otras veces es el medio para descubrirlas.
La Carta de Roma se publica en un momento oscuro e incierto. La crisis del COVID-19 nos hace pensar que los modelos de desarrollo actuales y sus supuestos básicos necesitan ser replanteados. También nos muestra que un verdadero espíritu de democracia cultural debe dar forma a los nuevos modelos para que sean inclusivos y sostenibles. La Carta es una promesa para el pueblo de Roma –y para todas las ciudades del mundo. Situar nuestras culturas comunes y dinámicas en el centro de la definición de los nuevos modelos no será fácil, pero es así como recuperaremos y reconstruiremos nuestras vidas, juntos.
Propuestas:
La Carta plantea en este contexto que el trabaja por una democracia cultural, debe cumplir con su deber de apoyar a sus habitantes en:
- Descubrir sus raíces culturales, para que puedan reconocer su patrimonio, identidad y lugar en la ciudad, así como comprender los contextos de los demás;
- Crear expresiones culturales, para que puedan formar parte de la vida de la ciudad y enriquecerla;
- Compartir culturas y creatividad, para que la vida social y democrática avance con el impulso del intercambio;
- Disfrutar de los recursos y espacios culturales de la ciudad, para que todos puedan inspirarse, educarse y renovarse;
- Proteger los recursos culturales comunes de la ciudad, para que todos puedan beneficiarse de ellos, tanto ahora como en los años venideros.
Participaron en su elaboración, ciudades, los gobiernos locales y sus asociaciones como: Ciudad de México, Buenos Aires, Lisboa, Barcelona, Bilbao, Bogotá, Izmir, Malmö, Washington D.C., Xi’an, Baie-Mahault, la Diputación de Barcelona, Córdoba, Dublín, Gwangju, Leeds, Makati, Maputo, Montreal, São Paulo, Swansea, el Cabildo de Tenerife y Vancouver. Y también la iniciativa de la Capital Africana de la Cultura, Americans for the Arts, CGLU - África, CGLU – MEWA, la Fundación Asia-Europa, ASVIS, Culture Action Europe, INTACH - Indian National Trust for Art and Cultural Heritage, el Teatro Nacional de Accra, Nhimbe Global A_airs Observatory, el Festival Global de Acción sobre los ODS, UNESCO. La participación y los marcos de referencia del Secretariado Mundial de CGLU y de las secciones de CGLU, así como el apoyo operativo del Departamento de Actividades Culturales – Roma Capitale.
La Carta de Roma 2020 puede consultarse aquí: